El advenimiento de una nueva visión pedagógica es un hecho actual que se viene gestando, históricamente, desde aquello que en su momento se plasmó en el ideario científico como la visión moderna de la realidad.
Los actuales valores de la educación y la eclosión de las artes como movimiento eminentemente sustancial, son el resultado de un proceso de transformación social que funda sus cimientos sobre la vision humanística del progreso humano.
Este hecho, que como bien señala H.Gardner, en los fundamentos ilustrados iniciáticos se entendía como un “talento” o habilidad aislado, ha acaecido, también, gracias a la eclosión de los movimientos de vanguardia de finales del XIX y del s.XX en su totalidad, y del posterior nacimiento de la era internet, como una facultad o conjunto de facultades decisivas para la proyección de innovaciones técnicas nacidas del flujo social e interpersonal.
Se podría decir que las artes, la psicología, y la tecnología -a través de la interpersonalidad- han aportado o propiciado hechos transformadores, no reglados, o que se han desarrollado paralelamente al método de previsión empírico-racional.
El mismo H. Gardner señala como un hecho llamativo que durante su etapa como estudiante de psicología y neuropsicología, las artes no ocuparan aún un puesto llamativo en el currículo académico, al menos, como fuente de estudio para casos prácticos.
El arte pues, se estudia como un ámbito lleno de posibilidades para el análisis, la investigación científica y el estudio del funcionamiento del cerebro humano. Su función, los efectos que producen las obras de arte, sus procesos creativos, o los mismos artistas como agentes innovadores de difícil previsibilidad, son a día de hoy, elementos estudiables que ocupan un lugar preponderante tanto en la mirada como en el discurso intelectual contemporáneo.
Si tenemos en cuenta que las sociedades son y actúan como un magma en constante cambio, entenderemos que la educación-aprendizaje, herramienta indispensable para la construcción de estructuras sociales armónicas / longevas, debe permanecer sensible a los posibles nuevos caminos, intuïbles o proyectables, a través de las mentes más libres, abiertas o inteligentes.
Así, como bien afirma Gardner, su teoría de las inteligencias múltiples no ha de ser nunca un objetivo en sí mismo para los educadores, sino más bien una herramienta de consenso para la construcción de un código pedagógico suceptible de ser mejorado, adaptado, o transformado, en cohesión con las condiciones contextuales de cada centro, escuela o contexto de aprendizaje.
Seria interesante también, señalar que el trabajo de Gardner fue publicado por primera vez el año 1983, coetáneamente a otros hechos contextuales significativos, y en un lapso de tiempo de unos 30 años:
- Z1, el primer ordenador. 1935-1936.
- la cámara de vídeo (cine). 1895 Heramnos Lumiere.
- El teléfono. Antonio Meucci, 1854.
- Las consolas de videojuegos. Ralph Baer, 1966.
- BOOM de las nuevas estrategias comunicativas y de la publicidad en TV. Segunda mitad s.XX.
- Internet. Segunda mitad s.XX.
Podemos corroborar que la información que compartimos en la red ahora es de carácter mixto, móvil, volátil o caduca. El uso actual de la nueva tecnología conlleva un actitud de usuario mucho más flexible y adaptaptativa para sus códigos de manejo que, dadas las circunstancias, también permanecen cambiantes.
Es importante observar el hecho de que ser usuario en estos términos ya no implica un estudio previo o de preparación. Aquellos que nacieron en este contexto leen y consumen texto e imágenes de forma inconsciente y se muestran impasibles ante la rapidez y la transformación constante.
Podemos afirmar que en la percepción cognitiva, el código simbólico colectivo -C.G.Jung-, o la percepción misma del espacio-tiempo está viviendo en nuestras mentes un transformación sin precedentes que sigue en proceso.
En resumen, podemos convenir que la teoría de H.Gardner sobre las inteligencias múltiples ha sido popularmente aceptada porque en su momento dibujó una visión inclusiva y no lineal de la inteligencia que se anticipava, de alguna manera, a los hechos que se han ido desarrollando en la actualidad de manera fragmentaria.
Una visión no únicamente científica que se muestra como una posibilidad abierta a su propia transformación, que también forma parte de la actitud de su pensador, y que es así porque también lo es el contexto en el cual de desarrolla.
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